Demi Lovato – It’s Not That Deep: el arte de volver a disfrutar sin culpa

25.10.2025

Demi Lovato ha atravesado el infierno y ha vuelto más de una vez. Con It's Not That Deep, su noveno álbum de estudio, la artista parece finalmente haber encontrado un equilibrio entre la vulnerabilidad y la diversión. Después del tono sombrío y catártico de Holy Fvck (2022), Lovato se libera de los grilletes del dolor para sumergirse en un pop electrónico brillante, descarado y lleno de energía. El título lo dice todo: esta vez, no se trata de buscar significado en cada herida, sino de dejar que el cuerpo y la música hablen.

El disco, de apenas media hora, es un soplo de aire fresco. Lovato vuelve a disfrutar del proceso creativo y lo deja claro desde la primera nota de Fast, un tema impulsado por breakbeats frenéticos y sintetizadores que evocan la euforia del club. Es una apertura que marca el tono general del álbum: directo, divertido y libre de pretensiones. La voz de Lovato suena más suelta que nunca, como si por fin se permitiera bailar sin miedo a romperse.

Bajo la producción de Zhone, It's Not That Deep combina influencias de la electrónica noventera, el house y el pop de sintetizadores, generando un sonido nostálgico pero moderno. En Here All Night, Lovato convierte una ruptura amorosa en una invitación a la pista de baile, mientras que Frequency se atreve con un tono más sensual y oscuro, recordando la atmósfera de Erotica de Madonna. El álbum navega entre lo confesional y lo hedonista con una soltura admirable, reafirmando su madurez artística.

Uno de los mayores logros del disco es su capacidad para transmitir autenticidad dentro de la ligereza. Lovato no intenta disfrazar su historia ni sus cicatrices, pero esta vez no las pone en primer plano. En lugar de recrearse en el trauma, lo transforma en ritmo, color y movimiento. Canciones como Kiss muestran su versatilidad: un pop provocador y adictivo que podría convivir sin esfuerzo junto a artistas como Slayyyter o Charli XCX, pero con la inconfundible huella vocal y emocional de Demi.

En el tramo final, el álbum recupera parte de la melancolía que definió sus inicios, pero con un enfoque más luminoso. Before I Knew You es un desahogo lleno de ironía, un "adiós" que suena más a liberación que a tristeza. Por su parte, Ghost cierra el disco con un tono íntimo, casi etéreo, en el que Lovato pide seguir siendo perseguida por el recuerdo de un amor pasado. Es una clausura perfecta: suave, sincera y emocionalmente redonda.

A nivel lírico, It's Not That Deep demuestra que la liviandad también puede tener profundidad. Lovato juega con la ironía y el doble sentido, explorando la idea de que a veces la felicidad consiste en no darle tantas vueltas a las cosas. Su narrativa deja atrás el dramatismo y se instala en una zona más madura, donde la autoconciencia y el humor se vuelven aliados. Este giro temático refuerza su identidad como una artista que evoluciona con cada proyecto, sin necesidad de repetir fórmulas.

Visualmente, esta nueva era también se siente más libre. En la portada del álbum, Lovato aparece como el centro de un mundo que sigue su propio ritmo, mientras el resto apenas repara en ella. Es una metáfora poderosa: la vida sigue, y ella también. La estética retrofuturista del proyecto, con luces neón y referencias al hedonismo de los 2000, dialoga a la perfección con su nueva filosofía musical: más color, menos culpa.

En definitiva, It's Not That Deep es un recordatorio de que Demi Lovato no necesita el drama para ser brillante. Con su voz intacta, su confianza renovada y una producción que celebra la alegría del pop sin complejos, entrega uno de sus trabajos más sólidos y honestos en años. Es un disco que invita a soltar, a reír, a bailar, y a entender que —como dice su título— no todo tiene que ser tan profundo para sentirse real.