#FICValdivia: The Day to Come Is a Bright New Day, Jean-Baptiste Mees

por Nathalia Olivares
La película 'The Day to Come Is a Bright New Day', dirigida por Jean-Baptiste Mees y producida en Francia en 2025, confirma al realizador como un autor capaz de transformar la sencillez en poesía visual. Con un enfoque contemplativo, Mees construye un relato donde la luminosidad, la paciencia y la atmósfera adquieren tanto peso como los personajes mismos.
Desde el primer plano, el espectador es absorbido por una estética minuciosa: los paisajes urbanos y rurales se combinan con una fotografía que busca capturar la luz natural en su plenitud. Cada encuadre está cuidadosamente compuesto, invitando a detenerse y observar, convirtiendo lo cotidiano en algo extraordinario.
El guion, aunque minimalista, deja espacio para que los silencios y los gestos digan más que los diálogos. La historia se centra en personajes que viven pequeñas transiciones en sus vidas, pero que a través de su mirada, sus movimientos y su interacción con el entorno transmiten emociones complejas y sutiles.
Uno de los aciertos de Mees es la capacidad de equilibrar el ritmo pausado sin perder la tensión narrativa. La película se mueve entre la quietud y momentos de ligera inquietud, logrando que el espectador se implique en la experiencia sensorial y emocional de los personajes, casi como si fueran observadores de su mundo íntimo.
La banda sonora, discreta y delicada, acompaña las imágenes sin imponerse. Instrumentos suaves y sonidos ambientales refuerzan la sensación de calma, reflexión y conexión con el entorno. Este tratamiento sonoro contribuye a crear un espacio donde el tiempo parece dilatarse, una característica propia del cine de contemplación contemporáneo.
Los intérpretes entregan actuaciones contenidas pero profundas. Cada gesto, cada mirada, está cargado de significado. Mees evita la teatralidad, prefiriendo la autenticidad y la naturalidad de los cuerpos en movimiento y de las interacciones aparentemente triviales que, sin embargo, revelan la complejidad humana.
Visualmente, la película utiliza contrastes sutiles: la luz cálida del amanecer, el reflejo en charcos o ventanas, y la gradación de sombras crean una paleta que es a la vez realista y poética. Mees demuestra un dominio absoluto del lenguaje cinematográfico para transmitir emociones a través de la composición y la iluminación.
En términos temáticos, el film habla de renovación, esperanza y los pequeños momentos que configuran la vida cotidiana. No hay giros dramáticos exagerados; la narrativa se centra en la percepción de los personajes y en la manera en que enfrentan cambios y decisiones, haciendo que la experiencia del espectador sea íntima y reflexiva.
La edición de la película refuerza el ritmo contemplativo: los planos largos se alternan con cortes precisos que permiten respirar y mirar con detalle cada escena. Esta cadencia controlada subraya la sensibilidad de Mees hacia el tiempo y el espacio cinematográfico, invitando a una inmersión completa en la obra.
En conclusión, 'The Day to Come Is a Bright New Day' es un ejemplo de cine que privilegia la mirada, la luz y la introspección. Jean-Baptiste Mees construye un relato donde lo poético surge de lo cotidiano y la belleza reside en la paciencia y la observación. Es un film que exige atención, pero recompensa con una experiencia cinematográfica profundamente contemplativa y luminosa.
