#FICValvidia: Carla Simón y la poética de lo íntimo en Romería

18.10.2025

Romería, tercer largometraje de la directora catalana Carla Simón (Estiu 1993 (2017), Alcarràs (2022)) relata la historia de Marina, una joven de 18 años que decide visitar a su familia paterna en busca de información sobre su padre biológico, fallecido cuando ella era solo una niña.

La película es profundamente emotiva. Su eficacia radica en una narración de enfoque estrictamente subjetivo, donde lo esencial no es la cantidad de acontecimientos, sino el impacto que estos generan en la protagonista.

Las revelaciones —a menudo contradictorias— que Marina recibe de sus abuelos, tíos y primos la afectan profundamente, desencadenando una crisis identitaria que atraviesa todo el relato. Los encuentros con sus abuelos son especialmente duros: su hermetismo frente a la figura del padre y la actitud pasivo-agresiva que adoptan hacia ella intensifican la tensión emocional de la historia.

Al modo de una película de Michelangelo Antonioni, la frescura de Romería radica en sus tiempos muertos, en esos momentos donde todo se concentra en las reacciones, los silencios, las miradas y los gestos inconscientes. En otras palabras, en la forma en que el entorno moldea a la protagonista. Este efecto no sería posible sin el trabajo de Llúcia Garcia, notable descubrimiento de Carla Simón, quien brilla en su interpretación: transmite con precisión el temor, la duda y, al mismo tiempo, el optimismo de quien se adentra en un mundo desconocido, constantemente asombrada por su inagotable belleza.

El apartado visual constituye otro de los grandes aciertos de la película. Los paisajes de Vigo y del altamar se imponen con fuerza, capturados con una cámara que se detiene con sensibilidad en cada matiz de luz y textura.

Con Romería, Carla Simón reafirma su condición de cineasta imprescindible del panorama contemporáneo. Su obra es poética, honesta y sin pretensiones. Su desafío profesional parece claro: seguir creando películas fieles a su impronta artística, pero capaces de proyectarse más allá de la esfera de lo íntimo.